EL LENGUAJE DEL DUELO: CLAVES PARA ACOMPAÑAR CON EMPATÍA

En muchas culturas del mundo la comunicación tanto verbal como no verbal resultan de gran importancia no solo por el hecho de intercambiar información y diversas necesidades, sino también porque el lenguaje y la comunicación representan cercanía con los demás, las palabras en sí mismas son una herramienta poderosa, con ellas podemos construir vínculos, generar armonía o romper lazos y desestructurar emocionalmente a las personas. Es por ello que, al momento de vivir un duelo, escuchar las palabras correctas es un gran alivio ante lo que se está viviendo, en esta idea es necesario identificar que palabras, ideas u oraciones lejos de apoyar y hacer menos doloroso el proceso de duelo del doliente resultas ofensivas, hirientes y en algunos casos desestiman el proceso por el que se está atravesando. Es necesario mencionar que el objetivo de este artículo no es el de “prohibir palabras o ideas” ni mucho menos catalogar como “buenas o malas”, más bien busca aportar opciones más efectivas y menos complicadas que resulten un verdadero apoyo y no una exigencia social de lo que se “debería hacer”.

¿Por qué nos resulta necesario decir algo en un momento difícil para los demás?

Es interesante plantearse esta pregunta ya que en muchas ocasiones observo que pareciera una necesidad imperante forzosamente decir algo que sirva como “apoyo”, las razones pueden ser diversas, sin embargo, creo que genuinamente siempre se enfocan en la ayuda y preocupación de querer ver bien al otro. A lo largo de mi experiencia personal como asistente a velorios o funerales, incluso como profesional de la salud mental y específicamente como profesional de la tanatología, aún me resulta difícil saber que palabras son las oportunas para la persona “doliente”, entendiendo que cada situación es única, cada dolor es particular y que no se puede generalizar ninguna pérdida.

Por esta razón es interesante pensar que el silencio también es comunicación y que, si no se encuentra una palabra realmente efectiva, el silencio acompañado de una muestra de afecto física puede ser suficiente. Ahora, como hablar también resulta una necesidad como seres sociales, aquí te dejo una serie de frases o preguntas que principalmente manifiestan interés genuino, apoyo real y sistemático y sobre todo validez de la emoción y pensamientos de la otra persona:

¿Qué necesitas que haga en este momento para ayudarte?

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Durante un momento de pérdida, las personas pierden noción del tiempo, de las necesidades y responsabilidades del día a día o incluso de aquellas que de manera colateral resultan de esa pérdida; es por ello que ofrecernos a llevar comida a las mascotas en casa, hacer algún trámite, llevar a los hijos a la escuela, hacer la despensa o la comida para la familia resultan acciones reconfortantes, es como sentir una red que te sostiene de caer por completo al vacío.

Te escucho y quiero que sepas que estoy para ti.

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Estas palabras encierran la idea de una forma de compañía más auténtica. No pretendiendo ofrecer apoyo o promesas vacías, sino de una atención consciente y plena de las emociones e ideas de la otra persona. En vez de una ayuda que no se podrá cumplir, estas palabras brindan algo más: la presencia genuina. Es una forma real de estar con alguien simplemente haciéndole compañía en ese momento tan doloroso.

No puedo decir que sé exactamente cómo te sientes, pero estoy aquí para ti.

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La empatía es algo que puede ayudar bastante en momentos difíciles, sin embargo, a veces llevarlo a la generalidad sin detenerse a reconocer particularidades puede ser bastante engañoso, lo resumo en la frase célebre: “trata a los demás como te gustaría ser tratado”. A simple vista parece ser una frase empática, sin embargo, tratar a los demás como a mí me gustaría, resulta hasta cierto punto una visión sesgada e incluso egoísta. “Trata a los demás como les gustaría ser tratados” atiende más a una visión específica, atenta y sobre todo usando algo que dentro del campo de las neurociencias se destaca en el campo de la cognición social.

Veo que es difícil lo que estas viviendo.

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Aunque parece ser una frase bastante simple, en realidad encierra la idea de una escucha activa y la validez de lo que la persona está viviendo, sin desestimar emociones con frases como “Dios sabe por qué hace las cosas”, “hay situaciones más complicadas”, “siempre puede ser peor”, que representan una minimización de los que se puede sentir.

Si quieres hablar, estoy aquí.

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El acompañamiento de la persona doliente no solo es en el momento mismo de la pérdida, recordemos que el duelo es un proceso que va sucediendo, no necesariamente sistemático, pero sí en una cierta temporalidad, es por ello que mostrarnos abiertos a la comunicación y atentos a las necesidades de la otra persona podría resultar más efectivo que lo que se podría decir durante el servicio funerario.